domingo, 4 de febrero de 2007

Monumentos para un tirano I - ¿Quien pide un monumento para un tirano?

¿Quien pudría pedir un monumento para el Tirano Pinochet? ... ¿Sus seguidores?-¿Sus amigos?-¿Sus iguales?. Podrían ser todos ellos y han sido ellos los que han presentado un proyecto de ley que autoriza la construcción de tres monumentos, en las ciudades de Santiago, Iquique y Valparaíso. Son diez diputados de derecha encabezados por el UDI Iván Moreira.
La moción fue calificada por los legisladores de derecha como “una lucha para reivindicar la historia”, estos diputados son Marcelo Forni, Jorge Ulloa, María Angélica Cristi , Ignacio Urrutia,Roberto Delmastro, Pedro Álvarez-Salamanca, Pablo Galilea,Germán Verdugo y Alberto Cardemil.

Tradicionales conservadores que hoy son derechistas ultraneoliberales agradecidos de la obra del Gobierno militar de Pinochet, la que no sólo es innegable a su entender, sino que - "representa uno de los aportes más importantes de nuestra historia política, ya que las virtudes del sistema democrático que hoy vivimos y el bienestar económico que por años nuestro país ha desarrollado, son herencia de las medidas implementadas durante el Gobierno militar y en justicia es deber agradecerlas y reconocerlas” - Así piensan estos personajes representantes de lo que fue la generación de los Chicago boys, beneficiados históricos como ellos se denominan en esta economía impuesta por la dictadura.
Y ¿Cuál es la obra política y económica del tirano tan querido por estos diputados?. Es la obra de todos ellos y es la obra que hoy nos tiene muy lejos del proyecto histórico de país que se fue construyendo durante nuestros 197 años, es la obra de la cual tendremos que avergonzarnos ante la historia por haberle robado todo a la Nación, al País y al Pueblo.
Es la obra sobre la cual se tiene conocimiento público y muchos han escrito, como Joaquín Estefanía, por ejemplo, licenciado en Ciencias Económicas y Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, quien ha desarrollado su actividad profesional en el diario Informaciones, la revista Cuadernos para el Diálogo y el diario económico Cinco Días, antes de incorporarse a El País, en el que ha ocupado diferentes cargos, entre los que se encuentra el de director, autor entre otros títulos, de La nueva economía (1995), La nueva economía: la globalización (1996), El capitalismo (1997), Contra el pensamiento único (1998), Aquí no puede ocurrir: el nuevo espíritu del capitalismo (2000) y El poder en el mundo (2000).
Estefanía nos habla sobre esta economía de Pinochet, que para el pueblo chileno es una obra económica nefasta y criminal sobre la cual también existe el "Para que Nunca Más" y el "No a la Impunidad", es una "obra económica" que Estefanía comenta de la siguiente manera, a propósito de la muerte del tirano:

La cara oculta de Pinochet: ultraliberal

Joaquín Estefanía ECONOMÍA
El País
17/12/2006

Pinochet combinó una férrea dictadura política con el ultraliberalismo económico, demostrando una vez más que la democracia y la economía de mercado no siempre van de la mano
LA CASUALIDAD ha querido que murieran con escasas semanas de diferencia el gran economista Milton Friedman y el dictador Pinochet. Nada tienen que ver el uno con el otro. El primero, un gran científico social, padre del monetarismo, y el último, un miserable sin aportación alguna al mundo del pensamiento. Sin embargo, hay un momento en que sus biografías se unen, a partir del golpe de Estado en Chile. Ello será el gran punto ciego en la historia del primero.
El régimen pinochetista se caracterizó por una férrea dictadura en lo político y una línea ultraliberal en lo económico. Lo que los representantes de esta última -los llamados Chicago boys- no pudieron experimentar con todo vigor en los países democráticos (por la resistencia de los ciudadanos, a través de los partidos políticos y de los sindicatos) lo ensayaron con éxito con Pinochet. El golpe de Estado en Chile fue en 1973. Tras un primer año y medio en el que la economía también fue gobernada por los militares, a continuación entraron a administrarla los Chicago boys: los Büchi, Sergio de Castro, Sergio de la Cuadra, Piñera, Bardón, Lüders... La historia es la siguiente: a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, la Universidad Católica de Chile firmó un convenio con la Escuela de Chicago, cuyo padre intelectual ha sido Milton Friedman; un grupo de chilenos fue a estudiar allí. Fue la primera generación de Chicago boys chilenos; luego volvieron y enseñaron el monetarismo en la Católica, que devino en un reducto suyo. Con la Unidad Popular, algunos de los Chicago abandonaron el país y otros continuaron enseñando.
Estos últimos, convencidos de que Salvador Allende duraría poco, elaboraron un modelo económico para Chile, que Pinochet les compró después de bombardear el palacio de La Moneda. Unas versiones indican que los Chicago boys se ofrecieron a los militares; otras, que los golpistas los llamaron. Eso pertenece a la letra pequeña de la historia. Lo importante es que fueron el principal factor de legitimación del régimen y que demostraron, una vez más, que democracia y economía de mercado no son sinónimos.
Milton Friedman acudió dos veces a Chile y se entrevistó con el general. Las hemerotecas son testigo de la foto de los dos en la primera página de los periódicos. Su libro Libertad de elegir (firmado a medias con su esposa, Rose) fue un best-seller en ese país. Tras la primera visita declaró al semanario Newsweek: "A pesar de mi profundo desacuerdo con el sistema político autoritario de Chile, no veo que sea malo prestar asesoramiento técnico económico al Gobierno chileno". Unos años más tarde volvió a Santiago para reunir allí a la sociedad Mont Pelerin, en la que están buena parte de los economistas que representan el neoliberalismo en el mundo. La Mont Pelerin fue creada en 1947 por otro premio Nobel de Economía, Von Hayek. Mientras vivió Franco, Hayek se negó a que la sociedad viniese a España, para evitar legitimar a una dictadura fascista. Sólo cuando murió el anterior jefe de Estado, el viejo Hayek llegó a Madrid. Esa conducta no fue la misma en el caso de Chile y Pinochet.
La líder del neoliberalismo económico y madre de la revolución conversadora, lady Thatcher, sorprendió a los conservadores británicos en el año 1998, con motivo de su congreso anual, cuando defendió a Pinochet -preso en Londres por orden del juez Garzón- atribuyendo sus pesadillas judiciales de entonces a "una venganza de la izquierda internacional por la derrota del comunismo, por el hecho de que Pinochet salvara a Chile y salvara a Latinoamérica". Luego acudió a tomar té con él. Eso sí que fue fatal arrogancia. La hemeroteca del principal periódico chileno, El Mercurio, contiene la fantástica historia con la que Pinochet cuenta su conversión a la religión liberal... en economía: "Éste es un viaje sin retorno del modelo económico... agradezco al destino la oportunidad que me dio de entender con mayor claridad la economía libre o liberal".

Las miserias del 'boom'

La política económica del dictador no redujo las enormes desigualdades sociales
Si hay que cortar la cola al perro es mejor cortársela entera, de una vez", le explicó Milton Friedman, de la Universidad de Chicago, a Augusto Pinochet el 21 de marzo de 1975 en Santiago. "¿Sabe quién dijo esto? El canciller alemán de la posguerra Ludwig Erhard", añadió. El profesor había llegado a Santiago invitado por el equipo económico de la dictadura. Los Chicago boys.
Friedman prosiguió: "Es muy apropiado para la situación actual de Chile. Usted tiene que elegir entre dos males: un breve periodo de desempleo o una tasa alta de desempleo a largo plazo. Mi opinión es que un plan gradual para terminar con la inflación será muy doloroso durante mucho tiempo. Me temo que el paciente no sobrevivirá. Lo mejor es un tratamiento de shock".
Un mes después, en abril de 1975, la junta militar definió la lucha contra la inflación como una cruzada equivalente a la que desde 1973 venía aplicando contra miles de opositores a la dictadura. En paralelo al objetivo de extirpar el llamado cáncer marxista a través de la más despiadada y generalizada represión, Pinochet se aplicó a atacar la inflación.
Friedman ganó ese año el Nobel de Economía, mientras que Pinochet cosechó los resultados inmediatos del tratamiento de shock. Las recomendaciones de Friedman (recorte del gasto público, reducción de las tarifas arancelarias, precios libres, anulación de las trabas a la inversión extranjera, venta al sector privado de centenares de empresas industriales y libertad de las multinacionales para repatriar a sus casas matrices la totalidad de sus beneficios) provocaron una caída del 15% en el producto interior bruto, la producción industrial se redujo casi un 30% y el poder de compra de los salarios retrocedió hasta representar el 40% de su nivel de 1970.


Para apartar definitivamente a los chilenos de la política había que favorecer el consumo

Tres años más tarde llegó la recuperación. Entre 1978 y 1981, la economía conoció un crecimiento anual acumulado del 32%. Pero lo que Friedman no anticipó es que bajo la recuperación económica tuvieron lugar una fortísima especulación y endeudamiento. La moneda, el escudo, vinculada al tipo de cambio del dólar, se apreció al ritmo del norteamericano. Para apartar definitivamente a los chilenos de la política había que favorecer el consumo de televisores, electrodomésticos y coches.
En el año 1982, el mismo en el cual Friedman calificó la política económica de Pinochet como la del "milagro económico chileno", las medidas adoptadas perdieron gas, a raíz de la caída de los precios del principal producto de exportación de Chile: el cobre. Otra vez llegó la contracción industrial y, pese a sus promesas, Pinochet se vio obligado a devaluar el escudo. El Banco Central de Chile perdió el 45% de sus reservas.
"El Estado fue un instrumento decisivo para los esfuerzos de crear una economía de exportación durante los años de Pinochet y después de su salida. Aunque los neoliberales suelen imponer en algunas ocasiones las ideas liberalizadoras en el sector financiero, la reestructuración de la economía fue dirigida por una política gubernamental de desarrollo a escondidas. Aunque siempre se define a Chile como un éxito neoliberal, en realidad la transformación de Chile no fue neoliberal en su sistema de producción", escribe James Chipre, profesor de Economía de la Universidad de California.
Antes de abandonar el Gobierno, Pinochet volvió a gozar de un nuevo boom económico. Los gobiernos de la Concertación (socialistas y democristianos) fueron continuistas en aspectos básicos de dicha política aunque con un discurso de mayor énfasis social.
Si bien la gestión macroeconómica de Chile sigue siendo puesta como un modelo internacional, la aspiración de crear una potente economía exportadora a través del tratado de libre comercio firmado con EE UU para dar continuidad al interrumpido boom de finales de los años ochenta y primeros noventa se ha convertido en un espejismo.
Ni la política de la dictadura ni los cambios introducidos por los gobiernos de la Concertación han logrado mitigar las desigualdades derivadas de una distribución de la riqueza que pasa por ser una de las más inequitativas del mundo.
"Es nuestro mayor fracaso. Después de seis años al frente de la política económica del Gobierno de Ricardo Lagos, sé que cada vez que intentábamos una redistribución más justa, un poderoso establishment impedía adoptar las medidas más elementales", explicó el ex ministro Nicolas Eyzaguirre en una reciente entrevista con este periódico.



¿Quiénes entonces pueden ser los que piden monumentos para el tirano? ... Son los que compartieron los beneficios de este modelo económico y el botín del saqueo al patrimonio fiscal. Los que piden un monumento para el tirano son los que en la Cámara de Diputados han saboteada a la comisión investigadora de las privatizaciones entre 1973 y 1990.



Angélica Palleras



______________________________
________________________

No hay comentarios: